La revolución verde llega de la mano de las praderas de angiospermas marinas – Revista OTWO Mayo 2022

Artículo publicado en nuestra sección Hábitat COAMBA de la revista OTWO nº 34 del mes de mayo de 2022, desde la página 68.

Las praderas de angiospermas marinas son ecosistemas esenciales debido a la importancia ecológica y económica que tiene, especialmente en cuanto su contribución global en el secuestro de carbono, pero también se encuentran entre los ecosistemas más vulnerables del mundo, y las perturbaciones antropogénicas provocan su pérdida un 7%/año. Para restaurar de manera eficaz estos hábitats productivos y biodiversos, se requieren métodos que puedan usarse para la creación de hábitats a gran escala en una variedad de condiciones ambientales. Los programas de restauración de praderas basados en semillas son métodos exitosos en todo el mundo, pese a que aún presentan dificultades principalmente por las bajas tasas de germinación y establecimiento de plántulas.

Los que trabajamos en el mar y disfrutamos de él, tenemos clara la importancia que tienen los océanos en nuestras vidas; pero ¿y tú? ¿Eres consciente de cuánto los necesitamos? ¿Y si te dijese que, por cada bocanada de aire, más de la mitad procede del océano? El océano es nuestra despensa y también nuestros pulmones, nuestro futuro depende de ellos. Sin embargo, nos han bastado tan solo cuatro décadas para llevarlos a la degradación, enfrentándose tras años de evolución y adaptación, a la peor de sus amenazas: nosotros. El ser humano ha colonizado multitud de ecosistemas, impactando en ellos a varias escalas temporales y espaciales. Tanto es así que los bosques tropicales tienen una tasa de pérdida del 0,5 por ciento al año; no tan plausible es la degradación que sufre la zona costera, con tasas de degradación mucho más acuciantes

Los ecosistemas costeros muestran enclaves de gran belleza. Algunos ocultan bajo la superficie azulada un paisaje verde lleno de vida. Se trata de las praderas de angiospermas marinas, áreas sumergidas cubiertas por plantas de origen terrestre y con capacidad de producir flores, frutos y semillas, que hace 100 millones de años recolonizaron los ambientes costeros de todos los mares y océanos- a excepción del Antártico. Ocupan menos del 0,2% de la superficie de la Tierra, pero son considerados como los ecosistemas más productivos y diversos del planeta. Estas densas áreas tridimensionales actúan como ingenieros de ecosistemas, dada su capacidad para cambiar significativamente aspectos de su entorno. Su importancia reside en los servicios ecosistémicos, que son los beneficios tanto directos como indirectos que el ser humano adquiere de ellos y que están valorados en cerca de 30.000-35.000 euros ha-1 año-1, una cantidad más de cinco veces superior a los servicios aportados por otras comunidades más emblemáticas como los bosques tropicales. Entre ellos destaca el apoyo a la pesquería mundial, la protección costera o la lucha contra el cambio climático, contribuyendo con cerca del 50% del carbono atmosférico secuestrado en sus sedimentos. Necesitamos un océano más limpio y saludable, pero pocas personas conocen las características sensibles del fondo marino, su ubicación e importancia. Pese a que las praderas de marinas han sido consideradas durante mucho tiempo el “patito feo” de la conservación marina, han pasado a recibir una atención considerable durante las últimas dos décadas, no solo por el hábitat en sí mismo, sino por los servicios ecosistémicos que proporcionan, convirtiéndose en el foco de los esfuerzos de manejo y gestión ecosistémica para compensar y mitigar las pérdidas y la degradación.

Tras el Acuerdo de París, negociado durante la XXI Conferencia sobre el Cambio Climático en 2015, los esfuerzos han ido orientados a no superar en 2º C la temperatura preindustrial y al incremento de medidas para mitigar el impacto antrópico en el cambio climático. Como medida novedosa se encuentra la disminución de los niveles de gases de efecto invernadero mediante la recuperación de ecosistemas naturales que actúen como sumideros de CO2. La mayoría de los esfuerzos de restauración se centran en ecosistemas terrestres para frenar la deforestación (carbono verde), aunque rápidamente ha surgido la necesidad de implementarlo en el mar, al conocer la importancia que tienen los ecosistemas marinos vegetados en el secuestro de carbono atmosférico (carbono azul o Blue Carbon).

Específicamente, las praderas de angiospermas marinas almacenan una cantidad potencial de 4200 a 8470 Tg de carbono en los sedimentos del lecho y 151 Tg de carbono en la parte aérea y foliar. Por ello se consideran una medida para luchar contra el cambio climático a largo plazo.

Prevenir, detener e invertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y en todos los océanos es más urgente que nunca. Restaurar los océanos y las costas significa reducir la presión sobre esos ecosistemas para que puedan recuperarse, tanto de forma natural como mediante la resiembra o el trasplante de especies clave. Zostera marina es una especie que se encuentra dentro del marco legislativo de protección de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, motivado por la crítica situación en la que se encuentra. Z. marina ha motivado numerosos estudios en todo el mundo, y de cómo el uso de sus semillas es una práctica beneficiosa para la restauración. Las praderas marinas deben gestionarse con cuidado y restaurarse activamente para que los océanos sigan siendo el sustento de miles de millones de personas en todo el mundo, destacando que Z. marina es la única especie de angiosperma marina cuyas semillas han sido utilizadas con éxito en restauración a gran escala. De hecho, en estudios llevado a cabo por la Universidad de Cádiz, se demuestra cómo las semillas de Z. marina habituales trasplantes de haces. Tal y como decía J. Cousteau “cómo vamos a proteger aquello que no conocemos y amamos”. Por ejemplo, tan solo las praderas del saco interno de la bahía de Cádiz absorben más de 22 millones de carbono atmosférico, el equivalente a todos los coches de Cádiz. Además, profieren a la atmósfera un total de 33 millones de oxígeno, dando de respirar a todos los ciudadanos de la ciudad… ¿Entiendes ahora la importancia?

Autores: 

  • Lucía Rodríguez Arias (Researcher in the EDEA Group, Structure and Dynamics of Aquatic Ecosystems – Ecology Area, University of Cádiz)

Fuente: Revista OTWO nº 34 mayo 2022.

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