La economía circular llega al calzado con un zapato 100% reciclable

Ahora que en la esperada Cumbre de París se está decidiendo si los países más contaminantes reducirán sus emisiones para intentar frenar el avance del calentamiento global, la firma ilicitana Vesica Piscis acaba de presentar un nuevo concepto de zapato que respeta al máximo el medio ambiente sin desdeñar la estética ni la comodidad. Se trata, como aseguran sus creadores Francisco Maciá y Fran Torrecillas, del primer calzado diseñado íntegramente en la denominada economía circular cuyo producto final es susceptible de ser reciclado, tras haber sido elaborado con materias primas renovables de origen vegetal, recicladas y orgánicas.

La idea, cuenta el gerente Maciá, surgió hace unos cinco años cuando pensaron en trasladar sus hábitos veganos al mundo del calzado; aunque se empezó a materializar hace dos cuando ya sumaron otros conceptos como el ecologismo y el reciclaje, para satisfacer la creciente demanda de un público cada vez más concienciado con la sostenibilidad del planeta. El resultado, señala, «es un calzado en el que la estética es el resultado de la ética».

Dicha sostenibilidad se traduce en el uso de materias primas concretas montadas a mano, lo que redunda en la disminución de emisiones de CO2. El exterior del zapato está hecho todo con materiales reciclados «que provienen de los desperdicios de los tejidos de las grandes empresas». El toque de color lo aporta el poliéster reciclado de botellas de plástico. De esta forma se ahorran la huella hídrica de unos mil litros que de media consume el textil del calzado. O como comenta Francisco Maciá, «hemos reconvertido lo que iba a ser basura en un zapato».

Asimismo, el interior del calzado está fabricado con algodón orgánico con certificado internacional que avala que su tratamiento ha sido «desde principio a fin» ético, orgánico y no alergénico, es decir, que no usa pesticidas. Por último, la suela de toda la gama es un crepé natural de savia «que prácticamente sale del árbol y va al pie», lo que en palabras de uno de los responsables del proyecto, «te transmite la sensación de andar descalzo».

El concepto sostenibilidad se estira al máximo con el envoltorio final, o como se llama en el sector industrial, el packaging, con un tamaño un tercio más pequeño que el envase tradicional y fabricado con un cartón 100% reciclable. Su interior no contiene el papel que suele cubrir el calzado ni el que se encuentra en sus puntas, lo que redunda en un ahorro de dos millones de litros de agua y de una tonelada de papel por cada 35.000 pares producidos.

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Fuente: El Mundo.

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