Algunas veces me pregunto si después de 100 años del descubrimiento del fango activopodríamos haber avanzado más en el conocimiento de las relaciones entre microorganismos y variables ambientales en las estaciones depuradoras de aguas residuales urbanas (EDAR). La respuesta sería probablemente desde un punto de vista crítico un “SÍ” rotundo, teniendo en cuenta que el proceso de fangos activos es el más extendido en todo el mundo para la depuración de las aguas residuales urbanas (ARU).
Ningún investigador dentro del campo de la bioindicación en fangos activos pone en duda la excelente capacidad bioindicadora del estado del proceso que nos ofrecen algunos microorganismos muy comunes en las EDAR; como son los protistas y metazoos. Entonces, ¿cuáles son aquellas barreras que han hecho que desconozcamos muchas de las relaciones que se dan en los tratamientos biológicos de las EDAR?
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- La principal barrera quizás se encuentre en la actitud individualista y poco colaboradora entre investigadores del campo de la ingeniería del tratamiento de ARU y los pertenecientes al campo de la microbiología. Por un lado, muchos ingenieros de procesos han centrado su atención en diseños y mejoras de instalaciones basados en modelos matemáticos estacionarios, lejos de entender el comportamiento de los microorganismos del fango activo. Por otro lado, los microbiólogos se han centrado quizás demasiado en el estudio de las variables biológicas, lejos de entender las variables fisicoquímicas y de diseño, y en consecuencia, muchos de los trabajos de bioindicación realizados en EDAR a escala real han obtenido resultados meramente exploratorios y descriptivos, siendo en muchas ocasiones contradictorios y erróneos sus resultados.
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