Jorge García Gómez. Ingeniero agrónomo y Licenciado en Ciencias Ambientales.
Jorge García Gómez (Murcia, 1974), estudió Ingeniería Agrónoma y Ciencias Ambientales. Trabajó en el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario (Imida) en un proyecto europeo sobre la desertización y en otro de la Universidad de Murcia. Desde hace nueve años ha puesto en marcha una consultora sobre financiación europea de proyectos, principalmente medioambientales, denominada Eurovértice.
-¿Qué caracteriza a un ambientólogo?
-El ambientólogo está interesado en la relación entre el hombre y el medio ambiente, en mejorar la relación entre ambos. Tenemos una parte menos científica que puedan tener otros profesionales, como los biólogos. Sin embargo, nos centramos más en la dimensión técnica. Hacemos evaluaciones del impacto de las acciones del hombre en el medio ambiente.
-¿Se protege suficientemente el medio ambiente en la Región?
-Si no estuviésemos en la Unión Europea se protegería mucho menos. Hay cierta falta de perspectiva y criterios; hay intereses, no criterios, y la Unión Europea viene a ponernos criterios. Existen conflictos entre los sectores económicos y la Administración por los planes de gestión que tienen que prepararse para las zonas protegidas. Repito, no hay criterios, sino intereses.
-¿Es compatible la actividad económica y la protección del medio ambiente?
-Es compatible, pero ello no significa que se pueda hacer cualquier cosa en cualquier sitio. No hemos logrado entender el valor económico y social que tiene el medio ambiente, para unos es una obligación y para otros es una carga.
-¿Qué zonas de la Región están más desprotegidas?
-Durante mucho tiempo ha habido una amenaza permanente porque el ‘boom’ de la construcción ha hecho apetecible cualquier espacio, y ello ha supuesto mucha presión sobre la Administración, sobre todo en la Administración local, que en muchos casos no ha sabido defender el medio ambiente. Si se reactiva el sector de la construcción, la zona con más riesgo va a ser la costa, siguen habiendo zonas muy golosas en el litoral.
-¿Qué zonas son las que están más protegidas?
-Son aquellas que cuentan con la figura de protección más alta y a su vez cuentan con el mayor cariño e interés de disfrute por parte de la población, por ejemplo las salinas de San Pedro del Pinatar, Calblanque o Sierra Espuña. La gente identifica esas zonas como protegidas y a proteger, por lo que es más difícil que se consienta una alteración en su protección. Por otro lado, hay muchas zonas naturales que ni siquiera se sabe que están protegidas, y lo que no se conoce no se aprecia, y ahí entra en juego la parte educativa y de difusión de los valores medioambientales.
-¿Por qué no se explota suficientemente el valor turístico del medio ambiente?
-Porque son cosas que no se ven de hoy para mañana. También por falta de visión por parte de los sectores económicos. La crisis económica limita las posibilidades de emprender. Si se destruye una zona no se puede recuperar, o es mucho más difícil y caro que mantenerla. El medio ambiente es finito. El principal problema es el individualismo que hace que todos queramos disfrutar del medio ambiente, pero queremos que sean otros quienes lo cuiden.
-¿Cómo incide Europa en la Región en esta área?
-Muy positivamente. La conservación de algunos de los mejores recursos ambientales que tenemos está siendo posible gracias a la legislación europea, que nos lleva a sitios donde, posiblemente, a nivel político aquí no se pretendería llegar.
-¿Qué proyectos lleva ahora entre manos?
-Con la Confederación Hidrográfica del Segura un proyecto que pretende la mejora ambiental del río Segura a través de la eliminación de obstáculos para el desplazamiento de peces por su cauce. Otro proyecto ha dado lugar a la construcción de la planta de frío solar más grande del mundo, en la sede de Hefame, en Santomera. Otro proyecto en el que estoy trabajando pretende una gestión más sostenible de la pesca, entre otros.
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Fuente: http://www.laverdad.es/