Es el concepto de moda. Cada poco tiempo reinventamos la rueda y sacamos del cajón algún término o expresión que nos permita ilusionarnos con un futuro más sostenible. Ahora toca la economía circular. ¿Qué es? La enésima reformulación de la necesidad de adaptar el modelo de desarrollo humano a la realidad del planeta de recursos limitados en el que vivimos. Una forma gráfica de describir que toca cerrar los ciclos de materiales de nuestra economía, reduciendo la demanda de nuevas materias primas y aprovechando los recursos contenidos en los residuos.
La idea parece haber calado: tanto las instituciones como las corporaciones han acogido favorablemente la expresión y la incorporan en sus planes y discursos. ¡Viva la economía circular! La pregunta es ¿cómo son los círculos de esa economía? ¿permiten avanzar en sostenibilidad o únicamente son la excusa para animarnos a seguir consumiendo compulsivamente pero si cargo de conciencia? O aplicamos con sentido crítico este concepto de la economía circular o será otra oportunidad perdida. El ejemplo lo tenemos en los envases de plástico ¿echamos un vistazo a su círculo?
Una autoridad en materia de economía circular -básicamente por popularizar la idea y trabajar en ella con estudios y publicaciones disponibles en su página web- la Fundación Ellen McArthur, nos ha regalado un interesante análisis del círculo relativo a los envases de plástico. El estudio, incorporado por The World Economic Forum en su análisis de la economía del plástico, se resume en la esquemática imagen que ilustra estas palabras:
- El 72% de los envases de plástico no se recuperan. Aproximadamente el 32% “se pierde” y acaba abandonado en el medio natural, incluyendo el visible problema de los plásticos en los océanos.
- Un 14% se elimina en incineración, una parte indeterminada de esta cantidad con recuperación de energía.
- Otro 14% se recoge para su reciclaje.
- De este 14%, un 4% se pierde durante los propios procesos de reciclaje (no puede ser aprovechado y acaba eliminado o sale ardiendo), un 8% se recicla en aplicaciones de menor valor a la original y sólo un 2% se recicla en plásticos similares a los originales.
A pesar de que las marcas de refrescos nos ofrecen, gracias al milagro de la economía circular, que cada botella de plástico podría reciclarse en una nueva botella de plástico, la realidad es bien distinta: sólo un 2% de los envases de plástico se reciclan en nuevos envases de plástico.
El problema es que cada vez producimos más envases de plástico. Y la economía circular no es capaz de proveernos de esos envases. Bueno, sí, del 2% de ellos. Si, como también estima la fundación creada por Ellen MacArthur, el consumo de plástico pasa de 311 millones de toneladas en 2014 a 1.124 en 2050, la necesidad de recursos crecerá, pese a la economía circular, en una proporción nada despreciable.
Alberto, no te pongas melodramático, ese 2%… es una estimación global ¿Cómo es la economía circular de los envases de plástico en España?
Es una buena pregunta. España es un país incluido en la Unión Europea, que está adaptando políticas relacionadas con la economía circular y cuenta con normativa en materia de gestión de residuos de envases. El problema es que no tenemos datos para hacer un diagnóstico adecuado sobre qué está pasando con los residuos de envases.
El análisis de datos parciales, como las estadísticas de gestión de residuos en Asturias, nos da resultados que no distan mucho del esquema presentado a escala global: en el Principado de Asturias la recogida selectiva basada en el contenedor amarillo sólo recupera algo menos del 13% de los residuos de envases. La mala noticia para el plástico es que, si tomásemos por cierto que en España 9 de cada 10 latas de bebidas se reciclan, la cantidad de envases de plástico recuperados en ese 13% podría ser bastante baja.
Economía circular y residuos en España.
La Fundación COTEC, cuya misión es promover la innovación como motor de desarrollo económico y social -para lo que cuenta con cerca de 70 patronos, entre empresas privadas y administraciones de los ámbitos regional y local y S.M. el Rey Felipe VI como Presidente de Honor- ha publicado (quizá retomando el hueco que dejó el cierre del Observatorio de la Sostenibilidad) su informe “Situación y evolución de la economía circular en España”. Un ilusionante documento sobre las oportunidades y desafíos que presenta este cambio de paradigma económico. Si bien se trata de una iniciativa interesante y necesaria, la forma en la que se presenta despierta el miedo a que estemos alimentando la próxima burbuja.
En concreto, la información sobre gestión de residuos de envases recopilada en el informe resulta muy frustrante: tablas con datos confusos y erróneos (por ejemplo, reflejan la valorización con recuperación de energía 327.611 toneladas de envases metálicos), sin una reflexión sobre el envase reutilizable o modelos de recogida con sistemas de depósito, devolución y retorno…
Si bien es cierto que hemos hecho mucho, asumir sin análisis crítico que “El sistema ha evolucionado significativamente durante los últimos 20 años. En términos de reciclado se ha pasado de una tasa inicial de reciclado de envases del 4.5% a la actual que ronda el 75%” da qué pensar. Un vistazo al patronato de la fundación COTEC -constatada la falta de rigor y la miopía en el análisis- lleva ese pensamiento hacia la manipulación y la censura.
Esperaba encontrar información local sobre qué está pasando en la economía circular de los envases de plástico y me encuentro una caja negra que me impide encontrar información concreta sobre cuantas botellas de plástico se reciclan en nuevas botellas de plástico en España ¿realmente la economía circular está dando respuesta al problema que suponen los envases de usar y tirar? El informe no se plantea ni permite responder a esta pregunta.
Y, ¿con este diagnóstico podemos avanzar en la economía circular de los envases de plástico en España? No creo que consigamos un modelo de desarrollo sostenible si en vez de poner luz y taquígrafos sobre la situación real nos dedicamos a taparla con una visión que favorece un modelo de consumo insostenible.
¿Qué podemos hacer?
Con los datos disponibles, al menos en lo que se refiere a envases de plástico, el reciclaje no está respondiendo adecuadamente a los principios de la economía circular. Esto no es nuevo tal y como ilustra que, en materia de residuos, la Unión Europea ha puesto el foco en otro sitio: una jerarquía de gestión basada en la prevención. Menos residuo menos impacto. No hay envase más ecológico que el que no se fabrica.
Generado el residuo, si el modelo actual de reciclaje no consigue el resultado deseado en lo que se refiere a cerrar ciclos de materiales habrá que hacer otra cosa. Y la legislación estatal contempla una forma de recoger los residuos de envases diferente a la que aplicamos mayoritariamente en España. En particular dice:
“En el caso específico de los envases y residuos de envases para la implantación de un sistema de depósito, devolución y retorno, así como para la determinación de su contenido y alcance, se valorará además con carácter previo el grado de cumplimiento de los objetivos mínimos de reutilización y reciclado establecidos por las directivas europeas para envases en general, y el cumplimiento de otras normas de la Unión Europea, así como las expectativas viables de superarlos, y se tendrán en cuenta con especial consideración las circunstancias y posibilidades reales de las pequeñas y medianas empresas.”
A la vista de los resultados conseguidos en el reciclaje de envases con el modelo basado en el contenedor amarillo, creo que es hora de poner en marcha valoraciones independientes del grado de cumplimiento de los objetivos mínimos de reutilización y reciclado establecidos por las directivas europeas.
El análisis no puede responder a los intereses de aquellas organizaciones cuyo modelo de negocio depende de los envases de usar y tirar. Está claro que tienen capacidad para influir en la opinión pública y condicionar la agenda: a pesar de que presentan como una posibilidad real que cada envase de plástico pase a ser un nuevo envase de plástico, sólo lo conseguimos con 2 de cada 100 envases puestos en el mercado.
Si realmente nos tomamos en serio la economía circular en materia de residuos de envases no vale sólo hablar de ecodiseño, biomímesis, internet de las cosas y reciclaje 4.0. Vendría bien pasar del “bigdata” al fair data, de modo que tuviésemos estadísticas transparentes sobre lo que pasa con nuestros residuos de envases.Quizá sea el momento de considerar tanto opciones que nos lleven a reducir la cantidad de envases que necesita nuestro modelo de consumo, como la posibilidad de considerar que el mejor envase para los productos de la economía circular podría ser el vidrio reutilizable, que cerraría ciclos más cortos y con menor impacto que los del envase de plástico de usar y tirar.
De momento no tenemos datos para el diagnóstico y no estamos analizando alternativas como los sistemas de retorno o los envases reutilizables. Al menos en el informe más ambicioso publicado hasta la fecha sobre la situación y evolución de la economía circular en España, que obvia descaradamente la evidencia de que la economía circular en el caso de los envases de plástico, tal y como se plantea actualmente, sólo resuelve un 2% del problema.
Así pues, la cuestión es si estamos utilizando la economía circular como excusa para generar más envases de usar y tirar o como marco de análisis para un nuevo paradigma económico con menor impacto en términos de extración de recursos y generación de residuos. ¿Tenemos que asumir como bueno el modelo del contenedor amarillo o vamos a analizar otros que realmente consigan una economía circular para una parte importante de los envases?
Fuente: productordesostenibilidad.es