Entre las grietas de las rocas aparece una pequeña almohadilla de color verde pálido, de la que sobresalen pequeños tallos coronados por gruesos botones donde destacan puntos de color amarillo y rojo. Son pies de Artemisia grantensis, conocida por todos como Manzanilla Real, la manzanilla endémica de Sierra Nevada, una de las pocas especies de toda Europa que está catalogada internacionalmente con la máxima categoría de amenaza: “Peligro crítico de extinción”, la misma que clasifica al Lince Ibérico o el Águila Imperial. Una de las principales representantes de la exclusiva flora del macizo nevadense, que durante las últimas semanas del mes de agosto volvía a convertirse en víctima de recolectores ilegales, furtivos que se dedican a cortar tallos, flores y hojas para venderla como un remedio milagroso contra un sinfín de enfermedades, y también de turistas e incluso senderistas y montañeros que de forma incosciente, arrancan una planta, se llevan unos tallos, o cortan algunas flores, sin tener en cuenta que con esa acción, aparentemente inocua, reafirman la condena a muerte de una especie considerada como emblema de Sierra Nevada.
Este año, vigilantes ambientales y botánicos del Parque Nacional de Sierra Nevada, han detectado una importante disminución de las poblaciones de Artemisia granatensis, cuando ya se pensaba que la especie podría iniciar un camino hacia la recuperación. “Todos los años se produce recolección clandestina, e incluso la corta por parte de visitantes de la sierra, pero la realidad es que este año la situación se ha incrementado de forma considerable”, afirma el director y conservador del Parque Nacional, Ignacio Henares, para quien se puede afirmar que “los manzanilleros han vuelto”. Es difícil de entender que sean los propios amantes de la montaña quienes, “por la fama que la planta adquirió con el caso del Pastor de la Alpujarra, y por aquello de llevarse algo que enseñar a los amigos, se colabore en la extinción de una especie”.
La Manzanilla Real no es fácil de ver, crece en zonas de difícil acceso, en cortados y junto a paredes verticales, pero hay pequeñas poblaciones que están cerca de los senderos y carriles por los que se mueven los visitantes de las altas cumbres. “Es habitual ver grupos de Artemisia granatensis esquilamados, sobre todo si están cerca del camino”, afirma el botánico del Parque Nacional, José Miguel Muñoz, que desde hace años mantiene un seguimiento de esta especie. “No logra crecer, expandir sus poblaciones, y el motivo fundamental es la recolección”, afirma. Hasta ahora se han detectado una decena de puntos donde la presencia de Manzanilla Real es habitual, todos ellos en zonas próximas a las cumbres, “son grupos de plantas que se regeneran cada año mediante polinización pero necesitan que haya una distancia corta entre unas y otras poblaciones para conseguir expandirse en el territorio. Si se esquilma uno de los grupitos de plantas, se impide que puedan expandirse las poblaciones del entorno próximo, y se les condena a mantenerse tal y como están y no aumentar, lo que irremediablemente lleva a su desaparición”, afirma José Miguel Muñoz, para quien la recolección es un serio atentado a la pervivencia de una especie que, en pocos años, podría desaparecer por completo. La Artemisia granatensis no es una especie que pueda autopolinizarse, por lo que necesita de la proximidad de otros plantones, si no hay, o son muy excasos, sus posibilidades de vida cada vez son más pequeñas.
Los científicos han constatado que es una planta que podría colonizar de forma rápida las altas cumbres de Sierra Nevada, una planta estigmatizada por la difusión del caso del pastor y por sus pretendidas propiedades medicinales. La realidad es que no posee más cualidades que cualquiera de las manzanillas que crecen en las sierras mediterráneas y que se comercializan sin problemas. La leyenda de sus bondades ha sido su condena a muerte.
Reproducción en viveros
La Junta de Andalucía ha puesto en marcha un programa de cultivo y recuperación de Artemisia granatensis en viveros especializados, con la intención de disponer de plantones para poder repoblar zonas de Sierra Nevada, como ya se hizo hace unos años, e incluso poder iniciar proyectos que supongan su comercialización, lo que podría suponer un alivio de la presión que sufre en su hábitat natural.
Fuente: waste.ideal.es